miércoles, 19 de mayo de 2010

Purgatorio

por Lila Nieto

Es profundo el poder de la experiencia sensible, porque dice todo con pocas palabras y sin querer impresionar a nadie, sólo un transmisor de información pura y simple contenida en una imagen como en una gota de agua, una gota detrás de otra, con palabras y silencios. Poesía.

Purgatorio está conformado por tres cortos que se filmaron por separado en un período de diez años: Paso del norte (2002), Un pedazo de noche (1995) y Después de la muerte (2005), pero más que eso, es una película realizada cuidadosamente por seres sensibles. Elías Nahmías es un ser sensible. Es algo así como un samurai cinematográfico con alma de escritor. Un viajero que sigue los cables para llegar al set. En el cine ha hecho "todo menos cortar el pelo". Tomás Pérez Turrent, que en paz descanse, fue uno de los pocos críticos de cine que ha habido en México, escribió el guión de la famosa película Canoa, de Felipe Cazals, fue maestro de escritores en Sogem. Roberto Rochín tiene una vasta cultura visual. La imagen está muy cuidada en esta película, y esto no sólo se debe a que Rochín haya querido homenajear a Gabriel Figueroa, al Indio Fernández, a Alejandro Galindo, sino también a que entre él, Tomás y Elías lograron traducir a Rulfo en esas imágenes, en los diálogos que se parecen a los suyos, en la elección de los cuentos. En esta película no se eligieron los cuentos más conocidos de Rulfo, los de El Llano en Llamas, los que suceden en el campo. El hilo conductor que los une no sólo es "la onírica pesadez de la muerte" sino los personajes perdidos que provienen del campo y migran. A la ciudad, al otro lado, a una hacienda en otro pueblo. Personajes que migran para escapar de la miseria, pero cuyo destino trágico los alcanza de todas maneras.

Elías se fue de México muy joven porque acá no había trabajo. Llegó a Los Ángeles y comenzó a seguir los cables. Recuerda que cuando se fue despreciaba el cine mexicano, y estando allá le sucedieron dos cosas: comenzó, quizás por nostalgia, a ver cine mexicano, y entró en contacto con la cultura de la frontera. "Ahora, una de cada cinco películas que se hacen es sobre la frontera, pero no se ha hecho LA gran película sobre la frontera. Bajo California es muy buena." Entonces alguien en el público recordó también el documental Los que se quedan, de Juan Carlos Rulfo, el mismísimo hijo de Juan Rulfo, y la recientemente saboteada en cartelera Norteado, que fue premiada en un montón de festivales en todo el mundo, incluyendo uno de mejor edición en los Arieles. Esa no la he visto, la quitaron demasiado pronto de los cines.

"Uno no va al cine para entretenerse, sino para reconocerse (...) Ahora los cineastas copian a otros cineastas, y no se inspiran en la realidad (...) Hay buena literatura en México, y se adapta poco (...) Tienes que revisar tu realidad. No puedes inventar el cine a partir de ti mismo (...) Si viéramos el cine mexicano de los cuarentas y cincuentas nos ahorraríamos mucho tiempo. El cine del Indio, el de Galindo."

Es interesante pensar en estas palabras. El cine mundial adapta muchísima literatura y teatro. Sobre la adaptación, él piensa que el cuento funciona mejor en las adaptaciones que la novela, porque tiene ese efecto de gancho al hígado, esa síntesis que lo hace redondo. "Rulfo se ha adaptado antes, y se puede seguir adaptando". Da para mucho. No sólo fue escritor, también fue un gran fotógrafo. Hay fotografías suyas que "son mejores que las de Álvarez Bravo". Y ese ingrediente quizás es lo que hace tan cinematográficas sus historias, tan llenas de contenido las imágenes. Elías adaptaría Pedro Páramo "con una cámara casi amateur, algo muy primitivo como la novela".

El lenguaje del cine es según él más cercano a la pintura y a la fotografía que a la literatura o al teatro. "Todos los días se suben cincuenta mil videos al You Tube, y se toman más fotografías que en toda la historia de la fotografía". Revisar la realidad no sólo significa leer el periódico. Elías ya no lee El Proceso porque "es tanto dolor, que nosotros los seres sensibles..." (y se lleva la mano al pecho). También se puede revisar la realidad al fugarse de ella, a través del arte, de la literatura, del teatro, de las manifestaciones de otros espíritus sensibles distintos a nosotros que de todos modos se desprenden del contexto en el que surgen, a veces con mayor fuerza que la imagen cruda e inmediata. Los hombres somos seres simbólicos.

Sobre el guión, Elías no trabajó con Tomás Pérez Turrent directamente. El proceso de este proyecto comenzó con la elección de cuentos por parte de Rochín, que se los dio a Tomás para que hiciera la adaptación. Cuando éste le entregó el resultado, Rochín se lo pasó a Elías para que lo revisara. Él comparó los cuentos de Rulfo con el guión de Pérez Turrent y se dio cuenta de que Tomás había dejado fuera cosas importantes, así que trabajó sobre las adaptaciones de su amigo para lograr el guión final. Pero al principio sólo se trataba de adaptar los cuentos por separado, y fue al terminar el primero de los cortos, Paso del norte, cuando Rochín y su equipo decidieron hacer el largo. Era la época en que tuvieron éxito películas como Amores perros y Nicotina. Pero estos tres samurais querían mostrar otra visión de México distinta a esa en la que los personajes van con pistola dando tiros por la calle, al estilo hollywoodense. Querían hacer un homenaje al cine mexicano de los cuarentas y cincuentas.

En esta ocasión debo hacer mención del público que asistió a la proyección de Purgatorio y se quedó al debate con Elías. El público de la noche fue gourmet, de primera calidad, un público activo y receptivo, crítico, sensible. Una directora de teatro con ojo de águila para los actores que decidió esta noche venir al cineclub en vez de ir a una de todas esas obras que quiere ver y que también se presentan los martes. Un informático que se perfumó para llegar a la función de gala y que la semana pasada también nos dio aventón de regreso. Un melómano que ha visto tanto cine y tanta ópera y recuerda un video del temblor del '57. Un promotor cultural que nos ofrece un espacio semanal en el radio para anunciar nuestra programación (Radio Vox, 1440 AM, los martes a las 12 del día). Un diseñador que lleva poco tiempo trabajando en una productora. Lauro, Nora, Javi, hilvanadores del foro, y nosotras, las del cineclub. Había de qué hablar y en la plática se sentía el placer del intercambio. Un debate no se trata necesariamente de escuchar al expositor o rescatar todos los puntos buenos de la película, sino que también incluye el análisis crítico de la obra, lo que no salió bien y la historia de atrás. Todos somos el público.

La directora de teatro criticó la actuación del primer corto, Paso del norte: "cae en el melodrama cuando Rulfo es tragedia", dijo, y recordamos lo que mencionó Elías al introducir la película: "Rulfo encontró la tragedia griega en el campo mexicano". Estuvimos de acuerdo con ella, "sólo en las mexicanas los personajes gritan cuando los balacean". También, la transición entre la segunda y la tercera historia es muy fina, y el primer corto sale sobrando para la teatrera. Y eso que mucho se corrigió en la mesa de edición. El primer corte funcionaba más o menos bien, luego llegó un editor joven que destruyó lo salvable, y el cambio de editor arregló el desastre para dejar el resultado que vimos en la pantalla. Elías piensa que se le podría ayudar más. Un editor no sólo debe cortar y pegar; "te engolosinas cortando, pero nunca debes olvidar que lo importante es la emoción", es contar la historia sin cortar un momento de emoción narrativa en pro de las tijeras. El ritmo lo da la emoción, no los cortes, piensa, y se acuerda de la editora de Coppola, que busca el fotograma o la escena central de un segmento y a partir de ello construye, poniéndole antecedente y consecuencia. Elías ha aprendido mucho sobre guión escuchando los podcasts de entrevistas que se publican en Creative Screenwriting, muy recomendables. Con todo, esos largos y acartonados alaridos de los balaceados en Paso del norte a mí me remitieron a la estética del cómic, un cómic mexicano que me llevó a tocar ese tiempo pasado, esa postal amarillenta de la memoria de otros, ese blanco y negro con fuegos artificiales a color, la fiesta de la miseria.

También se criticó la pata de la que muchas veces ha cojeado el cine mexicano: el sonido. Había diálogos que me hicieron extrañar los subtítulos. Elías recuerda haber visto versiones en las que se escuchaba mejor. Y aquí entra el delicado tema de la exhibición. Uno piensa que poner una película es meter el disco en el DVD y picarle play, pero el puesto del cácaro es de gran importancia, debería haber diplomados, carreras técnicas para cácaros. Esta vez tuvimos algunos problemas de proyección: la imagen misteriosamente se agrandó en el transcurso de la semana, y era más larga que la pantalla, cosa que no pudimos corregir en el proyector, así que enrollamos la pantalla y proyectamos sobre la pared. Eso quedó muy bien, no había clavos. Pero el audio tiene sus bemoles cuando lo controlas desde una consola llena de perillitas, botoncitos, numeritos, cables extraños y un interruptor de autodestrucción, y cuando el ingeniero que no pudo venir dio instrucciones telefónicas que seguimos a los tumbos para lograr un audio que sólo sonaba de un lado y no era muy nítido. Llegué a extrañar nuestro estéreo viejo de la sala de Sogem que ahora recuerda sus buenos tiempos en el cuarto de mi azotea. Estas cineclubistas se están ajustando al nuevo lugar y deben aprender a proyectar sin tropezones en su nueva casa. El ejercicio del cineclub también involucra la calidad en la exhibición. Todos somos el cácaro.

En Un pedazo de noche, la segunda y mejor lograda de las historias, una prostituta vaga por la noche con un sepulturero que ha rescatado de la cantina al bebé de su compadre. El homenaje a la fotografía de Figueroa y al cine de Galindo es muy claro en esta historia, pero también es clara la finura del guión y la elegancia de las imágenes. "Qué tal ese primer plano de Dolores Heredia. Nunca la había visto tan bien fotografiada, tan hermosa." "Y él está genial, cuando le dice: 'nunca quieras a nadie'." "Y la escena en la que caminan al revés en el reflejo del charco, y pasa una bicicleta... jíjole, se la mamó, eh?"
Esta historia es definitivamente la mejor, la más poética, en blanco y negro de ébano, con los faroles y los faros amarillos, la luna baja e irreal de grande. Una voz en off muy bien utilizada -en las tres historias es muy acertada la voz del narrador. Recordamos también los narradores de Barry Lyndon, Sunset Boulevard, algunas de Woody Allen. Lo único que yo no entendí en Un pedazo de noche fue que al principio ella, la puta de muchos nombres y ninguno, dice que el sepulturero era el hombre que después sería su marido, pero la historia construye un amor imposible. Quizás ella lo sueña. Quizás al final simplemente se muere.

Y cómo es el mundo de la publicidad que casi todas las imágenes que se encuentran en Internet cuando buscas Purgatorio son de la tercera historia, de la diva Ana Claudia Talancón y Pedro Armendáriz Jr. Sólo encontré una imagen de Paso del norte (en el párrafo correspondiente) y tres de Un pedazo de noche (dos de ellas aquí arribita).

La tercera historia es la única de las tres que se filmó a color. Por eso a las dos primeras se les aplicaron algunos muy finos y bien elegidos pincelazos en la postproducción: las luces amarillas de los faroles, los fuegos artificiales detrás de la catedral, una sábana iluminada a contraluz, alguna otra cosita. Pero decía del tercer corto, Después de la muerte, donde el fantasma del arrepentimiento acecha a don Julio, el fantasma de Cleotilde, la bella fetichizada, que se casó con él sin amarlo y le negó su cuerpo para ofrecerlo a todos los demás, Cleotilde con la vida "tan delgadita"... Ana Claudia resplandeciente en la pantalla y una tragando pálomas.

¿Y por qué esta película se llama Purgatorio? Juan Rulfo dice en sus cuentos que el cuerpo es la prisión del alma.

Los esperamos el próximo martes con la proyección de

MORENITA
de Alan Jonsson
(México, 2009, 90 min.)

Estarán con nosotros en el debate Alan Jonsson, director, y Ozcar Ramírez, productor. Proyección a las 20:00.

¡Abróchense los cinturones!

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