domingo, 20 de septiembre de 2009

Morirse en domingo

por Lila Nieto

Durante el debate que se abrió tras la proyección de esta cinta, una integrante del público comentó que, la primera vez que la vio, se divirtió muchísimo, pero que en esta segunda ocasión su lectura fue distinta, pues aunque le sigue pareciendo divertida, también le pareció aterradora, estremecedora y profunda. Efectivamente, esta no es una comedia "de pastelazo", ni una farsa, sino que nace de las contradicciones de la vida misma. Cada vez que la ves tiene una lectura nueva, y ese, dijo Gruener, "es mi objetivo como autor".

La obra muestra distintos niveles de la existencia: una feria nocturna, un basurero, una alcantarilla, dos familias totalmente distintas, jóvenes desmadrosos, incluso nos lleva a Cuba, donde un político se esconde tras haberse hecho pasar por muerto. La cinta es muy rica en esa variedad de ambientes y realidades. El muerto, de hecho, cuya situación es a la vez cómica y terrible, va deteriorándose a lo largo de la cinta, y termina simbolizando una sociedad que se degenera. Sin embargo, la película no busca agredir al público, sino en todo caso provocar la reflexión, la identificación profunda; por eso no se va solamente con lo crudo ni solamente con lo chusco. De hecho, algunas escenas rayan en lo poético y lo sublime para retratar, por ejemplo, la difícil relación entre padres e hijos, o la escena de amor dentro de un ataúd, donde la serpiente se muerde la cola. De hecho, en francés, la culminación del amor se conoce como "la pequeña muerte".

"Resulta que es más útil un cuerpo muerto que uno vivo". Los muertos se utilizan para estudiarlos en las universidades, y también para fabricar funerales falsos para personajes que buscan desaparecer de las estadísticas, como ha sido el caso de algunos políticos e incluso, se rumora, de algunos narcotraficantes.

La parte de la universidad se filmó en la Facultad de Medicina del Instituto Politécnico Nacional (mejor conocido como "el Poli") con cadáveres reales. "El olor, el ambiente, es fuertísimo; se impregna en la nariz durante semanas". Fernando Becerril, que personifica tanto al padre de Carlos como a su tío muerto, tuvo que meterse junto a un cadáver en un refrigerador. Silverio Palacios se entrenó durante unos ocho meses en funerarias, e incluso llegó a embalsamar, todo con tal de aprender a manejar los cuerpos como su personaje, Joaquín, lo requería. Maya Zapata, que interpreta a la hija de Joaquín, entraba a velatorios y les pedía permiso para dormirse un rato dentro de algún ataúd durante los aproximados seis meses de preparación para su personaje.

El guión surgió de dos historias verdaderas. La primera le sucedió al guionista, Antonio Armonía, de quien Gruener se hizo amigo en el Centro de Capacitación Cinematográfica, donde ambos estudiaron. En una ocasión, Antonio le llamó a Daniel sintiéndose perseguido por una idea terrible: su tío había muerto un domingo y su padre le había encargado que se quedara a la cremación, pero él no lo había hecho, y sentía que las cenizas que les habían entregado no eran de su tío, pero jamás podría comprobarlo ni confesárselo a su padre. La otra historia surgió durante la pequeña investigación que Armonía y Gruener realizaron respecto del negocio de la muerte, y se trata de una familia en el estado de Morelos que encontró en el anfiteatro de la universidad a un familiar al que supuestamente habían cremado. Veintiocho días después había un primer guión, y seis semanas más tarde, una oferta para levantar el proyecto que decidieron rechazar.

Finalmente, un año y unos seis tratamientos después, levantaron el proyecto con el apoyo de Fidecine, Altavista Films y la distribuidora Gussi. La película se rodó en ocho semanas y fue un proyecto ambicioso: con 58 personajes, sesenta y tantas locaciones, efectos especiales y un costo aproximado de 22 millones de pesos, lo cual habla de lo que se puede hacer con un presupuesto promedio para el cine nacional, y ridículo, por la calidad del trabajo, para otros países. "Para hacer cine se necesita una buena historia, convicción y un equipo que te respalde", nos dice Daniel Gruener.

"Morirse en domingo" ha sido un éxito en el extranjero; de hecho, en España se considera una película de culto. Aunque en general en los festivales el género de la comedia se considera "menor", esta película se estrenó en el festival de San Sebastián, y resultó la tercera más taquillera. "La película estuvo de gira un año y el público extranjero se reía más que el mexicano; es falso que los mexicanos nos reímos de la muerte, aquí fue donde menos se rieron, y luego encontré que Octavio Paz ya lo había dicho; es que somos poetas de la trampa y no nos gusta vernos en el espejo". Como dato chusco y para redondear lo que la película misma retrata, Daniel platicó de un entusiasta que lo abordó poco después del estreno en México y le dijo, lleno de orgullo, que la había conseguido en una magnífica edición pirata y la había proyectado unas veinte veces con gran éxito entre su público. Daniel sólo deseó que el hombre hubiera, por lo menos, cobrado las entradas.

Después de la función, Gruener comentó que hacía mucho tiempo que no veía la película: "La vi como si fuera el trabajo de otro; hasta me interesó". La ve con cariño, pues cada escena le trae recuerdos de lo que sucedió detrás de ella, las dificultades, las decisiones que se tuvieron que tomar, etc. Como en la escena de los perros, para la que tuvieron que esperar como seis horas hasta que "les dieron ganas".

Una complicada escena de efectos especiales fue la de transición, en que la cámara sale de un espejo al exterior nocturno para pasar al día y entrar por la ventana de la casa de la otra familia. Esta escena es un capricho interesante, pues tiene toda una historia detrás: cuando Daniel Gruener filmó su ópera prima"Sobrenatural" -fotografiada por Rodrigo Prieto- a sus 25 años de edad (siendo el debut más joven después de Ripstein), resultó ser un éxito en Estados Unidos, por lo que le pidieron que hiciera el remake en versión gringa. A él no le interesó la propuesta, además de que los derechos pertenecían a Televisa, así que se negó. Dreamworks, la empresa productora de Spielberg, la hizo de todos modos sin consultarle; se llamó "What Lies Beneath" (en español, Revelaciones), con Harrison Ford y Michelle Pfeiffer, dirigida por Robert Zemeckis en el año 2000. Con toda la mano de un churro taquillero, este refrito recaudó 120 millones de dólares en salas, e incluye una escena igual. La escena del espejo en Morirse en domingo es un homenaje, o más bien una respuesta, a Robert Zemeckis, en donde Gruener hace lo mismo "pero más chingón y sin dinero", una manera fina de hacerle ver a Zemeckis que "yo sé que tú sabes".

Desde hace dos años, Daniel Gruener ha incursionado en la producción. Está produciendo la ópera prima de Carlos Carrera en animación: "Ana". También, prepara el guión para su próxima película, que se filmará casi toda en París y trata sobre una huérfana de madre que va en busca de su padre y termina encontrando muchas otras cosas. "Ya sé que dicen que yo filmo una película cada diez años; según eso, me faltan ocho para filmar este proyecto, pero yo espero que se filme en un año."

Gruener produjo también dos documentales que están a punto de estrenarse; el primero, titulado "Elvira", trata sobre Elvira Arellano, la primera indocumentada que alzó la voz después de vivir escondida un año dentro de una iglesia para evitar que la policía estadounidense la deportara, separándola de su hijo, y luego se trasladó a Los Ángeles a liderear una manifestación. Este documental se estrenará en el festival de Morelia, a principios de octubre. El segundo documental que produjo recientemente se estrenará el mismo mes en el festival DOCS DF, y se titula "Beijing Ren"; trata sobre un talentoso joven mexicano que es el primer latinoamericano que logra estudiar cine en Beijing.

Daniel participó este año en el Rally Malahierba, organizado hace un par de meses en Playa del Carmen, para el cual fueron convocados diez directores jóvenes (Mariana Chenillo, Beto Gómez, Daniel Gruener, Julián Hernández, Issa López, Gustavo Loza, Alejandro Lozano, Elisa Miller, Lucía Puenzo y el invitado honorario Ignacio Ortiz), con la propuesta de realizar un cortometraje en 24 horas. El resultado de este peliagudo rally espera su estreno en el Festival de Guadalajara, en marzo de 2010; el corto de Daniel Gruener trata sobre el inicio y el fin del mundo.

En fin, para cerrar el resumen sobre Morirse en domingo, esperemos que esta película se quede con ustedes, que les deje algo. Y si no la han visto, que la vean, pues en palabras del público "esta no es una película que se pueda contar, tienes que verla, muestra varias plataformas de la realidad."

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