domingo, 30 de agosto de 2009

Retrato de los cineclubes del DF

En el DF nadie sabe cuántos cineclubes hay exactamente hoy en día, y la palabra cineclubismo se concreta en cada uno de manera distinta. Hay cineclubes comunitarios, cineclubes universitarios, cineclubes indígenas, ambulantes, de culto, de niños, de calle, de moda. Algunos cineclubes vinculan su trabajo a los libro clubes, a las escuelas o universidades, a los talleres infantiles. Cada cineclub, al ajustarse a las ideas que lo hicieron surgir y a las necesidades que lo mantienen vivo, se transforma, se transporta, muere y revive.

La diversidad de proyectos también encuentra similitudes y problemas comunes: El equipamiento precario es más grave cuando falta reconocimiento por parte de las autoridades locales, y son factores compartidos la necesidad de capacitarse en técnicas de difusión y mejoramiento de la comunicación social de cada cineclub, así como la importancia de encontrar fuentes de suministro de materiales que garanticen la legalidad, la visibilidad y la originalidad de las programaciones.

Considerado como “trabajo hormiga”, el trabajo con públicos infantiles, de jóvenes y adultos diversifica los tipos de programación y de actividades para entablar conversaciones después de proyectar. La importancia de la participación mediante el diálogo hace muy necesario saber encontrar los elementos generadores del debate, ya que son actividades que mejoran la calidad de vida en sus comunidades. El cine “aporta una luz en la cultura con actividades para conocer el mundo y transformarlo”.

Celebración del centenario de un vocablo

El término cine-club se acuñó en esta ciudad en 1909. Se le ocurrió a Jorge Alcalde, dueño de la “primera sala cinematográfica en México donde se ofreció permanencia voluntaria, venta de refrescos y café” (Cine Club: vocablo centenario mexicano”, Gabriel Rodríguez, periódico Km.cero, núm. 10, mayo 2009), pero más que el desarrollo comunitario, probablemente su objetivo era crear un club elitista. El cineclubismo como tal, como cultura que desmenuza el cine en pos de la reflexión social, se construyó en las principales capitales europeas en la década de los 20, y llegó a México en los años 30. Se instauró a través del Instituto Francés para América Latina a partir de 1948, y luego de una oleada de cineclubes organizados por jóvenes de diversas comunidades y simpatías políticas, fue hasta los años setenta que la UNAM incluyó en su Ley Orgánica el derecho de todos los estudiantes a organizarse en un cineclub por facultad. En diciembre del año pasado se incluyó el término “cine club” en la Ley de Fomento al Cine en el DF, que se publicó recientemente.

Red de Cineclubes del DF

La Red de Cineclubes del DF había sido hasta hoy una red de cineclubes comunitarios, pero resulta que hay muchos otros tipos de cineclubes. Esta nueva red más amplia no pretende homogeneizar la diversidad de estilos y conceptos de todos estos espacios que resignifican el cine y ayudan a construir las infinitas identidades de este monstruo que es la ciudad de México. Al contrario, se trata de un esfuerzo por enriquecerlos, identificarlos, ayudar en su promoción y autonomía para que entre todos puedan potenciar las capacidades de cada uno y adquirir presencia. Una red de cineclubes pretende reflexionar y divulgar documentos de opinión y reglamentación del cine en México, así como de los Derechos del Público.

Lo cierto es que todos los cineclubes funcionan en gran medida por el compromiso de las personas que los organizan, y todos han encontrado maneras creativas de llegar a su público y sobrevivir. Durante las sesiones de trabajo, cualquiera puede darse cuenta de la diversidad de proyectos y personas; si este proyecto se consolida como se planea, será un ejemplo de la unión ciudadana que puede lograrse con un objetivo común, y eso sería genial en una ciudad en donde la población está hecha de grupitos: por clase social, por zona, por gremio, por edad, por orientación sexual, por raza, por género, por ideología, por tipo de dolencias.

Incluso para los grupos interesados en organizarse, el tema es complicado; los cineclubes se han organizado por zonas. Durante las reuniones, además de conocerse entre sí, lo cual por el simple hecho de conocer colegas ya anima, aprenden unos de otros: sobre cómo organizan sus ciclos o temporadas, sobre las actividades que realizan con la comunidad además de discutir películas, sobre cómo se han ido transformando, sobre los lugares donde consiguen material de exhibición, sobre la manera como se han hecho de recursos, la manera como enfocan los debates, etc.

Como producto de estas reuniones, se busca convocar una reunión metropolitana de cineclubes, y también editar una antología de documentos de trabajo del cineclubismo en México.

Mapa Mundial del Cineclubismo

Uno de los objetivos más inmediatos es tener presencia en el Mapa Mundial del Cineclubismo, de manera que podamos ser visibles en todo el planeta desde Internet, a través de Google Maps.

Circuito de Cineclubes

Dentro de las principales actividades conjuntas que se pueden realizar como una red está el Circuito de Cineclubes, a través del cual circulan distintos ciclos de festivales. Ahora, en agosto, transita por los cineclubes una pequeña muestra de documentales del festival Escenarios 2009, con lo mejor de la producción más reciente de alumnos del Centro de Capacitación Cinematográfica. Y en octubre circulará una muestra representativa del festival Docs DF y otra del festival de cortometrajes El Cine a las Calles.

Videoteca del cineclubista

Otro punto importante sobre crear una red de cineclubes es reunir una videoteca entre todos y para todos. En la Secretaría de Cultura ya hay un pequeño espacio dispuesto para ello, y algunos títulos: ahora sólo falta llenarlo de materiales, sobre todo los de difícil acceso, cuya difusión es una de las funciones principales de cualquier cineclub. Ahora es tarea de todos los cineclubistas nutrir este esfuerzo.

Retrato de los cineclubes

Somos muchos, muchísimos, los cineclubes de la ciudad de México. A continuación, sólo algunos:

Zona oriente

En esta zona de la ciudad de México, en la que hay muy pocas salas comerciales y en la que los altos costos de las entradas excluyen a la mayor parte de la población, los cineclubes se distinguen por impulsar el desarrollo comunitario a través del cine.

Foro Arteria

Ubicado en la calle Los Hugonotes No. 94, en Tláhuac, se especializa en material underground y de poca difusión, y rescata materiales hechos por diversos grupos de personas, desde realizadores profesionales hasta grupos marginales. En este foro proyectan cineclubes de barrios, unidades habitacionales y pueblos del DF y zonas aledañas, como Ballet Mecánico y el cineclub infantil Triciclo. Tras 14 años de experiencia en la exhibición de cine, ha alcanzado un alto nivel de organización y reconocimiento por parte del público. Entre sus seguidores no sólo hay chicas hot, sino personalidades tan diversas como Emir Kusturica, Mano Negra y hasta el Dalai Lama.

Ricardo Flores Magón

Perteneciente a la Delegación Iztapalapa, se ubica en el Centro Cívico Estado de Anáhuac, colonia Granjas Estrella, y forma parte de la red de cineclubes comunitarios. Sus proyecciones incluyen la exhibición de materiales de escasa difusión, como por ejemplo los cortometrajes ganadores del festival KINOKI 2009, organizado por estudiantes de la Universidad Iberoamericana, que surgió a partir de la escasez de espacios de exhibición y valoración de los trabajos universitarios en el mundo.

Otros cineclubes de esta zona de la ciudad son Espacio Vivo, Cinema Paradiso, La Calle de los Encuentros, Vórtice, Miravalle, Durito, Cinema Emiliano Zapata, Chinampa, Guardián de las Palabras, Santos Degollado, Imaginarte, y el Foro Quetzalcóatl.

Zona centro-norte

Cineclub UACM

Los últimos que van son los estudiantes, pero ya se ha hecho de un público más o menos regular. Este cineclub, además de inventar ciclos en los que combina películas de todas las épocas, tanto clásicas como desconocidas, vincula sus proyecciones con las actividades de la universidad, e invita a expertos en diversos temas además del cine para complementar sus funciones. Por ejemplo, próximamente organizará un ciclo sobre adicciones, y tendrá como invitados a distintos especialistas en el tema como parte de una campaña de prevención organizada por la universidad. Han llevado a cabo ciclos dedicados a los jóvenes; el cine africano; Cristo desmitificado; la mujer en el cine; época de oro del cine mexicano; antes, durante y después del 68; vida y muerte; amor y desamor, y complots, entre otros. Publican carteles de los ciclos con un llamativo diseño gráfico.

Escuela de Arte Popular Mártires del 68

Ubicado en la colonia Obrera, este cineclub funciona en una especie de bodega y ha sido foro de diversos ciclos de cine. Está integrado por artistas plásticos interesados en el tratamiento de las imágenes, ya sean impresas o en movimiento.

Calmecac

Conformado por un grupo de vecinos, el cineclub Calmecac proyecta en el Kiosco Morisco de la colonia Santa María la Ribera, la más antigua de México, en la cual los índices de criminalidad y degradación social han aumentado de forma alarmante en los últimos años. Este cineclub nació de la necesidad de crear y mantener espacios culturales desde los cuales se reconstruya tolerancia, compromiso social, identidad y responsabilidad para transformar el actual panorama de inseguridad que aqueja la colonia a través del análisis de películas fuera del circuito comercial. Además de proyectar en el kiosco, han llevado sus funciones a algunas unidades habitacionales donde hay población hacinada. Está dirigido a público marginado que no tiene acceso a espacios de recreación. Han tenido problemas de reconocimiento con las autoridades de la delegación, quienes les han complicado las gestiones para superar los problemas de esa locación en el verano por la filtración de agua, y les piden un permiso para realizar sus proyecciones. Su propuesta de difusión consiste en tirar carteles modelo para escribir las funciones sucesivamente y repetir el modelo de difusión masiva que se intentó durante el Programa de Apoyo a Proyectos Específicos (PAPE) de la Secretaría de Cultura del GDF.

El arte en la convivencia vecinal

Después de haber realizado funciones y actividades complementarias en Azcapotzalco, este cineclub subraya su importancia como difusor de la diversidad con la posibilidad de hacer dinámicas y comentarios enfocados a la educación, valores y problemáticas nacionales e internacionales a través del desarrollo de una concepción de la imagen audiovisual y la fotografía. Reconociendo que el trabajo logra una resistencia ante lo adverso y que el reconocimiento provoca una conquista de espacios, se pronunciaron a favor del análisis comunitario de problemas locales y generales.

Zona sur

RPositivo

Nacido a partir de una estación de radio, en la Delegación Magdalena Contreras, este cineclub está dirigido a jóvenes, a quienes se les consultan las propuestas de cine independiente, experimental y de autor. Apoyan su divulgación con cápsulas de radio.

Revolución

Ubicado en el Museo de Arte Carrillo Gil, en San Ángel, y fundado hace poco más de un año, adquirió presencia y se hizo de un público regular a partir de un ciclo de cine mudo musicalizado en vivo. Hay servicio de café para el público asistente y a sus funciones generalmente acude algún invitado especial, relacionado con la producción de la película que se proyecta o bien con el tema que trata la cinta. También realizan mesas redondas, tienen un sitio web y editan publicaciones y audiovisuales para promocionar y documentar sus actividades.

Cochitlehua (En Nuestra Comunidad el Cine como en el Cine)

Este cineclub ha funcionado ininterrumpidamente desde hace más de diez años, y además de proyectar cine, ya cuenta con una clínica y diversos servicios que eran necesarios en su comunidad. Lo lleva el matrimonio de Miguel Ángel Salazar y Maricela Meneses, quienes se encargan no sólo de las proyecciones y los debates, sino del funcionamiento de todo el Centro Comunitario Cantera Puente de Piedra.

Cinesofía

Uno de los cineclubes legendarios de la ciudad, este membrete de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM ha sobrevivido a través de muchas generaciones de estudiantes. La actual administración lleva alrededor de cinco años con el proyecto, y aunque su habitual sede, el famoso auditorio Che Guevara, sigue tomado desde la huelga, continúan proyectando desde otro auditorio de la facultad. Este espacio proyecta películas desde una perspectiva revolucionaria, asumiendo que “la cultura es un derecho de la comunidad” y contemplando al cine como “una herramienta de autoreconocimiento, que fortalece nuestra realización personal y social.” Uno de sus objetivos principales es “desarticular los mecanismos de comunicación enajenada, estableciendo los principios que ayuden a transformar las visiones burguesas de las relaciones humanas.” Apoyan con sus proyecciones a grupos estudiantiles, civiles, obreros e indígenas que se erijan como autores de su propio destino.

Cineclub Jaime Casillas

Surgió en 2007 por iniciativa de estudiantes y el apoyo de algunos maestros de la Escuela de Escritores de Sogem, donde está ubicado. Ha sido sede de festivales, foro de preparación para actores a partir de un ciclo de películas y espacio de apoyo para algunas materias de la escuela. Este cineclub proyecta todo tipo de cine, y se enfoca especialmente en la difusión del cine mexicano. Una de sus características es que generalmente hay algún expositor invitado y se realiza un debate al final de cada función con el objetivo de generar redes entre escritores y cineastas, entre escuelas de cine, y entre los creadores y el público en general. Hay servicio de café para el público asistente, y al final de cada semestre se organiza un maratón.

Cineclub Coyoacanense

Fue organizado por la Secretaría de Cultura del Distrito Federal y la Delegación Coyoacán a través del Foro Cultural Coyoacanense Hugo Argüelles. Este cineclub presenta películas para pensar y aprender, gracias a las contribuciones de personalidades invitadas como directores, actores, escritores, músicos o simplemente gente brillante en el debate que se lleva a cabo al final de cada película.

Cine Libre Mixe Et Ääw

Nuevecito, fue creado por un grupo de mixes residentes en la ciudad con el objetivo de tender un puente desde las comunidades mixes de Oaxaca hasta el Distrito Federal. El vocablo et asigna un lugar, un espacio, un paisaje, la tierra y la naturaleza. Ääw significa espacio abierto que sirve para introducirse en un lugar, es la boca de donde sale la voz, la palabra, el ojo en donde entra la vista, o es un orificio que no pertenece ni adentro ni afuera, y su espacio es infinito. Et ääw, por lo tanto, designa el túnel: es el espacio abierto a la visión y la palabra. Sus programaciones se centran en el cine indígena y se proyectan en tres foros: el Parque Recreativo El Copete, en el Pedregal de Santo Domingo; el Centro de Transformación Educativa de la Secretaría de Educación del DF, en la colonia Ruiz Cortínez, y el Centro de Desarrollo Comunitario Coyohuacán en la colonia Ajusco.

El Maizal

Ubicado en un local de escasos metros, este espacio comunitario se ha transformado a partir de las necesidades y propuestas de su público, conformado en su mayoría por niños, algunos de ellos hablantes de náhuatl. Son ellos quienes se encargan de anunciarlo y proyectar las películas. Recientemente se organizó, por iniciativa de los mismos niños, un taller de pintura que fue derivando en un curso de animación cuadro por cuadro hecha con plastilina. De esta manera, las organizadoras se han visto impulsadas a conseguir el equipo necesario, y ahora sólo resta editar el cortometraje que realizaron. Exhiben sábados y domingos desde hace dos años.

Huayamilpas

Al encontrarse dentro del Parque Ecológico de Huayamilpas, en el Ajusco, su público está conformado principalmente por personas que acuden a los talleres y actividades de la casa de cultura, y cuenta con una sala de cine en forma, con una enorme pantalla y capacidad para más de cien personas. Al final de cada función se realiza un cine debate.

Otros cineclubes de la zona sur son el Faro de Milpa Alta, El Papalote, Cine Ambulante, Calixto Flores, Meztli, Imágenes de Nuestra Diversidad Cultural, Golondrinas por la Cultura, Vida Mejor Juntos, Vladimir Alonso, y De Xochi pa Xochi pal Mundo.

Concluyendo

Consolidar una red de cineclubes que cobre fuerza suficiente para incidir no sólo en la comunidad que rodea a cada uno, ni sólo en el mapa mundial de cineclubes, sino en las leyes que fomentan la cultura en México, es ambicioso. Requerirá trabajo y compromiso de parte de todos, pero también un objetivo claro. Es posible ser cineclubista, ofrecer funciones gratuitas de primera calidad, difundir el cine más allá de su estreno en las salas cinematográficas, divulgar el cine independiente, estudiantil y con poca difusión, y al mismo tiempo contar con equipo decoroso y, por qué no, sueldo. Es posible que el cineclubismo sea una forma de vida, pero para ello falta un trecho por andar.

Los proyectos de intercambio en difusión, programación y acervos pueden llevar a que los participantes de una red se relacionen y se comprometan con objetivos para obtener resultados. Definitivamente, se necesitan apoyos públicos y privados para la difusión cultural, aprovechando centros escolares, comunitarios y casas de la cultura. Los incentivos a la producción fílmica poco a poco han reconocido que el documental merece ser considerado dentro de los criterios para brindar apoyos a la realización. Pero también las organizaciones del público deben ser contempladas en los presupuestos de fomento, ya que su labor es esencial en la formación de nuevos públicos y la circulación de cine mexicano e internacional. Capacitar a los promotores culturales es una tarea que pasa por reconocer la importancia de su trabajo en el fortalecimiento del tejido social y comunitario. Los primeros pasos se están dando desde la sociedad y han alcanzado a las legislaciones que paulatinamente reconocen esta actividad dentro del vocabulario cinematográfico. Falta que las instituciones integren a sus políticas públicas los mecanismos que ayuden a cumplir y ejercer los derechos a la información, la opinión y la cultura. Sin embargo, el ingrediente esencial siempre será el pueblo, es decir, el público.


Elaboró: Lila Nieto con aportaciones de Andrés Pulido y Gabriel Rodríguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario