sábado, 29 de agosto de 2009

Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo

por Lila Nieto

Este sábado proyectamos el documental que ha viajado desde Buenos Aires hasta Transilvania recogiendo premios.

Se trata de una especie de thriller de verdad. En algún lugar recuerda El inquilino, de Polanski, pero conserva un tono de intimidad, sentido del humor y afectividad que la autora logró mostrar no sólo a través de la compleja relación entre "Rosita" Carbajal y Jorge, su huésped-amigo, sino también en la relación que se siente entre Yulene y Rosita, su abuela.

La narrativa está construida de manera que, a cuentagotas, vamos descubriendo al personaje en una trayectoria de transformación tan drástica que difícilmente se pueden emitir juicios más certeros que el "qué horror" que Rosa repite tantas veces en tantos tonos. Un horror a veces juguetón, a veces irónico, a veces abismal. Y cada vez que lo dice entendemos un poco más de la sórdida locura que atormentaba a Jorge Ríos, o Jorge Riosse, o Jorge Rossenberg, y un poco más sobre la compasión y el amor que Rosa sentía por él.

La sensibilidad de Yulene Olaizola y su cuidadosa planeación hacen parecer sencilla la trama, pero se trata de un tejido visual minucioso y complejo que conduce al espectador suavemente desde lo entrañable de una amistad hacia la oscuridad de una mente asesina. A lo largo de los cuadros que pintó y los disparates que escribió, Yulene descubre a este personaje, "mitad inteligente, mitad tonto" quizás al mismo ritmo con que su abuela fue dándose cuenta de la doble vida que Jorge Ríos llevaba, y al mismo ritmo que Jorge fue transformándose hasta ser devorado por la esquizofrenia.

Este documental es tal vez un intento por entender una amistad que nadie podría comprender más que las personas que la vivieron. Un intento por desentrañar a una persona sólo para llegar a la conclusión de que tal vez sea imposible conocer a alguien absolutamente.

Estas son algunas de las conclusiones sobre la película que se discutieron en el debate con el público al final de la proyección. Cerraremos este comentario con una frase de Rosa Carbajal: "No hay obra de arte más hermosa que el ser humano."

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